jueves, 18 de agosto de 2011

NADA TE ABSUELVE


No hay tierra de tu patio en mis zapatos
ni maleza por arrancar, no quedan margaritas, ni
lavandas danzarinas, tampoco caracoles de esos
que dibujan mi nombre en las murallas,
como antes…
Más tarde es hora de lavar ropa
tenderla a medio sol aunque el viento tarde
en venir. Ya no es consuelo refugiarme de tu aliento,
como tampoco es consuelo que digas
“siempre serás  la mujer de mi vida”, no lavaré más tu ropa
no seré yo quien prepare tu café. Nada te absuelve esta vez,
nada, Cansada estoy de tropezar con fantasmas en mi propia casa.
Cansada de agendar horas al deseo, de tropezar con  ropa y vestigios de otra
en el suelo.
Agotada de las cosas que no hablamos
de tantos besos que no me diste,
y todos los abrazos que no te di.
Hoy pintaré  mis uñas, soltare mi cabello,
buscaré esa mini falda, los tacos rojos, las medias y compraré
de esos perfumes afrodisiacos que dejan huellas en los otros.
Llega la hora del conjuro, pero antes de partir rociaré la casa
con esencia de ruda, ¿podrás ahora disfrutar de todas? seguro
no podrás, el castillo era solo de reina, eso creí…
Llega la hora, no miraré hacia atrás, las calles, las luces,
la bohemia la vida, que no elegí  pero nada me inquieta.
¡Seré yo la mejor de todas!, la reina del cilindro acerado
perfecta contorsionista, bailaré, encantaré mientras ellos
observan desde lejos, abren sus billeteras, cual
remate al mejor postor, pero seré yo quien elija.
Nunca seré feliz,
tampoco tú.

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